Este "bello" especimen, conocido como pez lobo del Atlántico (no es el
monstruo de Montauk, aunque quizá es el prostético perfecto), se encuentra en peligro de extinción. Al parecer, pese a su rostro abominable, tiene un muy apetecible sabor para los habitantes de Nueva Inglaterra. Peter Shelley, vicepresidente de la Conservation Law Foundation, ha advertido que si no se hace algo al respecto el pezlobo desaparecerá; los pobladores locales han manifestado reticencia a acatar esta advertencia.
El pezlobo a
narhichas lupus habita a unos 100-130 pies de profunidad y llega a medir alrededor de 1.50 de longitud; es capaz de devorar almejas, cangrejos y langostas con su poderosa mandibula.
Quizá si el
Atlantic wolffish fuera una tierna curiosidad, como el pez elefante, los fondos para su preservación serían más expéditos.
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